La
Milicia de la Inmaculada fue fundada por San Maximiliano Kolbe en octubre de
1917, su fin como bien dicen sus estatutos es contribuir a la conversión y
santificación de todos sus miembros (Est Gen M.I. 3). El sueño del padre Kolbe
era hacer que el gran tesoro de la espiritualidad mariana de la Orden Franciscana,
fuera compartido también con el laicado en general. Él decía: “Desde los
orígenes de nuestra Orden, durante siete siglos el hilo áureo de la causa de la
Inmaculada ha evolucionado incesantemente, se combatió por el reconocimiento de
la verdad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. La lucha terminó
victoriosamente. ¿Y ahora?... ¿la causa ha terminado?... Ahora, pues, se abre
la segunda página de nuestra historia, es decir: sembrar esta verdad en los
corazones de los hombres”. (EK 486)
Una
de las características más interesantes de la M.I. en su estado actual a nivel
mundial, es que es un movimiento muy actualizado en temas teológicos y
pastorales. La formación está diseñada de forma tal que se procura ayudar a los
fieles a vivir su condición de bautizados en plenitud y muy de la mano de María.
Sus miembros son formados para dar en medio de su vida cotidiana un testimonio
autentico del Evangelio, viviendo la Palabra de Dios.