miércoles, 4 de noviembre de 2015

INTENCIÓN DE ORACIÓN PARA NOVIEMBRE

Noviembre
Para que aquellos que se han consagrado a Dios puedan indicar con la palabra y la vida el camino para alcanzar el Reino de los Cielos.

La fuerza del apostolado de San Maximiliano radica sin duda en el testimonio evangélico, que en cada circunstancia y en todos los períodos de su existencia, buscaba de ofrecer al prójimo. Es justamente su ejemplo a revelarse decisivo por la incisividad de su obrar, a demostrarse “contagioso” para sus co-hermanos y fieles. El estilo misionero del santo polaco está caracterizado por tres movimientos: el actuar ejemplar que precede el hablar, la pobreza, el sacrificio y la dedicación. Como Francisco, él considera que los frailes y los fieles pueden ser estimulados por el verdadero testimonio evangélico más que con las palabras. Mirar a Cristo, a la Inmaculada, y a Francisco debe poderse traducir en una manera de vivir que pueda iluminar la del prójimo e inducirlo delicadamente a amar cada vez con mayor convicción al Altísimo. La pobreza va a embellecer el propio ejemplo de vida evangélica y se convierte en expresión de humildad y de ofrecimiento al amor providente del Señor. En fin, el trabajo y la dedicación a la actividad apostólica  ponen al fraile, al mílite o al fiel en general, en la condición de donarse generosamente al proyecto que el Omnipotente le confía. Estas tres dimensiones representan todo aquello que el Padre Kolbe vive y transmite como presupuesto a la vida misionera. Él, está convencido, que el dar testimonio de la fe y el mensaje evangélico, a partir de la propia experiencia espiritual significativa, es la clave que consiente al misionero de entrar en el corazón de los hombres. El amor por la propia vocación, la benevolencia, la acogida, la sobriedad, permiten a quien evangeliza, de hacer hablar sobre todo al propio ejemplo y después a la palabra. El santo pone en evidencia que sólo practicando la pobreza, las actividades apostólicas, como por ejemplo la difusión del “Caballero de la Inmaculada” o el crecimiento operativo de la Ciudad de la Inmaculada, pueden realizarse sin obstáculos y con la más grande credibilidad.
Ya en el 1919 ha podido escribir en una de sus meditaciones, lo que podemos definir un proyecto para su futuro apostolado: «Tu santificación personal es tu primera ocupación. El empeño de la santificación de los demás debe nacer de la superabundancia de tu amor a Jesús. En todo trata de procurar a Jesús la mayor satisfacción posible y ten fe en Él por medio de la Inmaculada» (SK 987F).
Santificarse a sí mismos es la primera forma de evangelización. Sólo cuando esta obra será en plena actuación será posible ayudar a los otros a convertirse y a encaminarse a la vida eterna. Lo que es visible es el amor abundante por el Señor  que tiene el creyente, el que suscita también en otras personas el deseo de recorrer los caminos de Dios. El deseo de comunión con el Altísimo debe ser transmitido a partir del propio itinerario de perfección.
El Padre Kolbe subraya, además, el valor de la gracia que es determinante en el sostener el apostolado y su predicación: «La apologética por sí sola no podrá convertir a nadie si sobre ella no baja la gracia de las manos de la  Inmaculada. Por lo tanto, en el estudio de la apologética práctica, esta sección debe subrayar la necesidad de recurrir a la Inmaculada,  promover el amor hacia ella en la persona con la cual se discute, más que poner la confianza en la eficacia de las demostraciones más evidentes. El hombre, en efecto, posee el libre albedrío y es necesaria la gracia para someterlo, a fin de que éste permita al intelecto dejarse convencer y seguir la verdad» (SK 597). Los contenidos del anuncio son verdaderamente importantes, sin embargo, el santo polaco pone de manifiesto el rol absolutamente central de la gracia divina que sostiene al misionero, al que no le bastan la fuerza de sus argumentaciones. La misma gracia influirá también en el corazón y en la mente de los destinatarios del mensaje evangélico si ellos son suficientemente abiertos.
San Maximiliano es protagonista de un anuncio cristocéntrico porque desea transmitir el amor que Cristo tiene hacia la humanidad, que gracias a su muerte y a su resurrección ha sido redimida. Quiere vivir esta verdad con alegría, pero además quiere donarla a todos los que encuentra a través de la palabra o de la escritura. Pero este movimiento de evangelización parte de su personal ejemplo de vida evangélica, que vive y hace vivir a  los hermanos que comparten con él la misma misión. Dicha llamada se enriquece obviamente gracias a la propuesta de la Inmaculada, cual modelo perfecto del ser humano. Ella es la Madre de Dios, sin embargo, sus virtudes son propuestas por el santo como expresión de vida de primerísimo nivel en Cristo. Proponer a la Virgen como ejemplo extraordinario de seguimiento de Cristo es la más grande forma de caridad que un misionero puede donar al prójimo.

Del consejo internacional M.I.

Para la reflexión

-          ¿Creo que soy un testigo de la fe?
-          ¿Mi ejemplo da credibilidad a mi palabra?
-          ¿Los santos me impulsan a la perfección evangélica?
-          ¿El ejemplo del Padre Kolbe qué me transmite acerca del itinerario hacia la santificación?
-          ¿Existe en mí el deseo de un constante camino de santificación?
-          ¿El amor a la Inmaculada, en qué medida influye en mi camino de santificación?