jueves, 27 de octubre de 2016

25 AÑOS DE LA M.I. EN CALI

SEDE FILIAL SAN PIO X DE CALI

BREVE RESEÑA HISTORICA

La historia de la M.I. en Cali comenzó en el mes de febrero de 1991 cuando se solicitó el beneplácito del entonces Arzobispo, Mons. Pedro Rubiano Sáenz, para crear  un grupo de la M.I., en esta ciudad, tras su respuesta favorable  decidimos hacer la solicitud de erección canónica a la curia de los Frailes Franciscanos Conventuales en Roma, de la cual nos respondieron con documento firmado por el  Ministro General de la época P. Lanfranco Serrani OFMConv, con el que se aceptaba la erección canónica del nuevo grupo San Pió X. El grupo era presidido desde entonces por el P. José Bernardo Gómez Trujillo, sacerdote diocesano, acompañado por el señor Alberto Vidal  Jordán, Diacono Permanente (Fallecido) y cinco candidatos más: Amparo, Rosa Stella, Matilde, Dimas y Emilio.

En el primer periodo de nuestra sede filial, nos reuníamos en casa de la Milite Amparo Espinosa Ocampo, donde desarrollábamos una agenda de trabajo y estudio de las publicaciones semestrales de la M.I., remitidas desde Roma. Orábamos con el Santo Rosario, meditando y compartiendo.

En el segundo periodo de nuestra sede filial, nos reuníamos en el colegio Nuestra Señora de la Anunciación, ya que la hermanita Margarita Puerta se había hecho Milite desde el 23 de Junio de 2001.

Empezamos a llevar libro de actas desde el primero de Julio de 1997 hasta hoy.
En la actualidad la reunión del grupo se lleva a cabo el primer domingo de cada mes, a las 2:30 p.m. en uno de los salones pastorales de la Parroquia de San Pio X de las comunidades de Hermanos Menores Capuchinos en el barrio Villa Colombia de Cali, y siguiendo las recomendaciones del Asistente nacional de la M.I. de Colombia, Fr. Sidifredo de la Cruz  de la Orden Franciscanos Menores Conventuales.
                        
Nuestro grupo está conformado por 15 Milites consagrados y 6 candidatos a consagrarse que se preparan para ser parte del mismo, 2 candidatos pendientes que por salud no se consagran, y 17 Milites consagrados con dificultades de asistencia, 9 Milites difuntos que nos acompañan desde el cielo.

Santiago de Cali, Septiembre 16 de 2016     

viernes, 7 de octubre de 2016

INTENCIÓN OCTUBRE

OCTUBRE

Nuestra misericordia se inspire en la de la Inmaculada a los pies de la Cruz

Incluso la Inmaculada ha experimentado la realidad de la cruz, uniéndose a los sufrimientos del Hijo en modo único  y nos indica cómo acoger las situaciones de sufrimiento y de prueba en nuestra vida. San Maximiliano señala que "Las cruces son necesarias en todas partes, porque también la Inmaculada  vivió  en esta tierra pasando por las cruces, incluso el mismo Jesús no escogió un camino diferente" (EK 609). El momento de la prueba no es motivo de desesperación, sino de renovación de la confianza en el Señor, que con Su Madre, ha experimentado el camino del sufrimiento y por esto está dispuesto a ayudar y fortalecer a cuantos están en situaciones de dolor o de postración.
Esta certeza llena el corazón del mártir franciscano que, simplemente confiando completamente en el amor y en la ayuda de Dios logra salir victorioso y fortalecido de los momentos de prueba más agotadores. Este aspecto de la espiritualidad de San Maximiliano es fundamental durnte  su reclusión en el  campo de concentración y en el martirio, y es también el tema inspirador en la  práctica de los consejos evangélicos. Quien  sigue al Señor, es apóstol del Evangelio y  tiene a María Inmaculada como madre y guía en su camino de conversión, no se puede dejar atrapar por  la ansiedad y la preocupación. La confianza en Dios y en la Virgen
engendra mucha alegría en el corazón. Cruz y amor están estrechamente vinculados, como lo expresan las palabras del santo polaco: "Recordemos que el amor vive y se alimenta de sacrificios. Damos  gracias a la Inmaculada por la paz interior, por el éxtasis amoroso, sin embargo no olvidemos que todo esto, aunque bello y bueno, no es la esencia del amor,  y que  el amor, aún más, el  amor perfecto,  puede existir incluso sin todo esto. El vértice del amor es el estado al que llegó Jesús en la cruz ... Sin sacrificio no hay amor" (EK 503). El amor se alimenta de la cruz. La paciencia permite al creyente proseguir el perfeccionamiento de su camino de conversión y de santificación y asemejarse a Cristo que ofrece la vida por la salvación del hombre.
En estos momentos, el Señor continúa derramando gracias al creyente que tiene la oportunidad de crecer en el camino de comunión con Dios y en la práctica de las virtudes, que son cada vez más purificadas y auténticas. San Maximiliano nos ilumina con sus palabras: "Pero, ¿cómo hacer penitencia? La salud y las obligaciones de su estado no permiten a todos el rigor de la penitencia, también si todos reconocen que el camino de su vida está lleno  de pequeñas cruces. La aceptación de estas cruces en un espíritu de penitencia:  es un vasto campo para la práctica de la penitencia. Además, el cumplimiento de sus deberes, el cumplimiento de la voluntad de Dios en cada momento de la vida, un cumplimiento perfecto en las acciones, en las palabras y en los pensamientos, exige muchas renuncias a aquellas cosas que podrían parecer más atractivas en un determinado momento: y he aquí una fuente abundante de penitencia" (EK 1303). La Inmaculada nos ayuda a comprender que para acoger la dimensión de la cruz en nuestro camino es necesario cultivar una profunda comunión con Cristo, el Señor, esa comunión que Ella ha podido lograr, la misma que vivió el Padre Kolbe, como lo expresan sus escritos y como su experiencia espiritual lo revela. Él mismo  lo expresa: "Llegó el momento de su entrada en el mundo. Ella nació en el anonimato, en el silencio, en una humilde casita  de un pueblo de Palestina. Ni siquiera los libros sagrados hablan mucho de Ella. En ellos la vemos en la Anunciación, cuando se convirtió en la Madre de Dios. Seguimos Su viaje a Belén, donde admiramos el nacimiento de su Hijo, el Hijo de Dios e hijo del hombre, en una pobre gruta. Luego,  la fuga, llena de ansias, a Egipto. La dura vida en un país extranjero y, finalmente, el regreso a Palestina. El premuroso descubrimiento de  Jesús perdido en el templo. Más tarde la vemos al lado de su Hijo en las bodas de Caná de Galilea, donde pide y obtiene el primer milagro en favor de los jóvenes esposos. Jesús parte para enseñar, mientras que Ella permanece en su casa, preocupándose por su destino. El arresto, la pasión y el camino al Calvario. María vuelve a aparecer y acompaña a Jesús al lugar de la ejecución y está a su lado en el momento de la muerte y apoya a su pecho Su cuerpo helado, bajado de la cruz. Luego, La vemos en el momento en que el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles, estando en medio de ellos como una buena Madre y educando a los futuros apóstoles" (EK 1312). Además, "Su unión amorosa con Dios llega a tal punto que Ella se convierte en la Madre de Dios. El Padre le confía a su propio Hijo, el Hijo desciende en Su seno, mientras que el Espíritu Santo forma, de Su cuerpo, el santísimo cuerpo de Jesús" (EK 1320).



Para la reflexión

 

Consideremos el ejemplo de la Inmaculada en el Calvario. Ella se une a su Hijo y a su misión de donar la salvación a la humanidad, fruto de la infinita misericordia de Dios. Como Jesús, María acepta y acoge el dolor y las ofensas, perdonando a los que están matando a Cristo. Ella comparte su perdón y comprensión hacia los que "no saben lo que hacen". En el Calvario, la Madre de Dios ciertamente muestra su dolor, pero también con una notable capacidad de perdón, ese perdón del que Jesús había hablado tanto. Reflexionemos sobre nuestra capacidad de ser  misericordiosos y tratemos de entender lo que falta para que sea siempre más perfecta. El mismo San Maximiliano llegó, siguiendo a María, a perdonar a los que no lo comprendían,  en lo cotidiano de la vida en el convento, o se burlaban de él, durante todo el tiempo de su agonía.