JUNIO
Contemplando el amor misericordioso de Cristo, abramos nuestro corazón a las necesidades de los hermanos.
El hombre ha recibido como un don de Dios su amor
misericordioso y al mismo tiempo nos ha llamado a "derramar" la
misericordia a los hermanos. Ellos deben ser recibidos con todo el corazón,
superando las dificultades causadas por el prejuicio, la incomprensión y el
odio. Estar abiertos a la historia y a las necesidades del prójimo nos hace
capaces de amar como el Señor pide. Maximiliano nos ayuda a entender que detrás
de la fachada de una hermosa devoción se pueden ocultar antipatías, ansias de
dominio e incapacidad de encontrarse con los hermanos...
Aquí están las expresiones iluminadoras del mártir de
Auschwitz: "Lo más terrible es que este tipo de persona no se
da cuenta de la gravedad de su situación. Puede realizar todas las
prácticas de piedad con los demás, conmoverse profundamente durante la oración, ya que el diablo es capaz
de atraer de esta manera; puede decidir de
no estar detrás de los otros, incluso preceder a ellos -una de las
características de este tipo de personas es, de hecho, una evidente falta de humildad. Confiando con
presunción en la propia inteligencia, ni siquiera acepta los llamados de
atención de sus superiores, sino que los atribuye de inmediato a un sentimiento
de antipatía o de prejuicio en su contra.
Enceguecido a tal punto, cae más profundamente en el pantano, y no se
despertará de su sueño, ¡ni siquiera
cuando llega al límite de pecado mortal!
... No quiero seguir escribiendo acerca de esto. Dios nos libre, y nos libre la
Inmaculada de esta oscuridad" (EK
329). El santo polaco demuestra también estar interiormente abierto a los
que se le oponen. El recuerda en la oración a sus enemigos: su camino no le es
indiferente, sino que trata de transmitirles mucho amor, mucha misericordia. He
aquí sus palabras iluminadoras: "Expresemos nuestros más cálidos
agradecimientos y un amistoso 'Dios los
recompense', a través de la Inmaculada, a todos los que de alguna manera, con el
consejo, con la lapicera, o con el dinero y con otras actividades, han ayudado
al Rycerz en su lucha por los ideales espirituales más sublimes. Sin embargo, nosotros no alimentamos
los mejores sentimientos sólo hacia estas personas. Con el mismo amor nosotros
nos dirigimos a los que eran enemigos del
Rycerz y también a aquellos que han dirigido
todos sus esfuerzos en este sentido con el fin de no permitirles salir de esto!
A todos ellos nosotros los perdonamos de corazón, deseándoles que si hace largo tiempo que no se acercan al confesionario,
lo hagan lo antes posible; y si
no conocen la ternura de las enseñanzas de Cristo y no pertenecen a su
redil, les deseamos que cuanto antes el agua del s. bautismo lave sus almas"
(EK 1021).
El testimonio misionero de Maximiliano consiste también en el profundo respeto por las culturas
distintas de la propia, en el diálogo que le permite un óptimo proceso de
inculturación. Trata de dar el mensaje del Evangelio con gran delicadeza y con
la máxima sensibilidad. El anuncio es acompañado, según su ejemplo y su
pensamiento, precisamente por su testimonio, guiado por la caridad y la acogida
de otras formas de pensar y de vivir.
Él nos da un radiante testimonio por su capacidad de involucrarse y
comprometerse profunda y rápidamente en los
ambientes donde entra. Conoce a la gente, la escucha y es capaz de establecer
con todos un diálogo cordial y constructivo a través del cual trata de proponer
soluciones concretas a los problemas, y también líneas sólidas para el apostolato. Se debe destacar la gran capacidad de
nuestro santo de escuchar al prójimo y salir al encuentro de sus necesidades con sensibilidad y eficacia. Justamente
esta acogia es determinante para la credibilidad de un apostolado que es
respetuoso de los deseos y demandas del pueblo. Kolbe elige particularmente la
regla franciscana, ya que proporciona la posibilidad de un anuncio "para
todos", motivo de acogida a todos los hermanos, sobre todo a aquellos que
no comparten sus ideas religiosas. De hecho, él considera que "el Padre
San Francisco es el modelo del misionero; su ejemplo, su Regla son altamente
misioneros y permiten el máximo celo apostólico dirigido a la salvación y a la
santificación de los hermanos" (EK
299).
Francisco y su Regla son un punto de referencia indiscutible
para Maximiliano que en el Pobrecillo, y
en su estilo, ve un modelo extraordinario de
vida misionera sin límites. Incluso en este sentido, el mártir de
Auschwitz entra totalmente en la tradición franciscana desarrollándola con su genial
aporte.
Para la reflexión
- ¿Considero la
dimensión vertical de la misericordia?
- ¿Hasta qué punto logro
aceptar al hermano que vive de una manera diferente de la mía?
- Mi camino misionero ¿me pone en condiciones de
aceptar incondicionalmente al otro?
- ¿Trato de superar los motivos de resentimiento
y de odio?
- Mi corazón ¿es siempre acogedor hacia los
hermanos?
- ¿Cuáles son mis cerrazones
, y cómo puedo superarlas?
- ¿Cuál es la enseñanza de Kolbe en este ámbito?