Abril
Nuestra vida sea un continuo testimonio de la resurrección y de la misericordia divina.
La
fuerza del apostolado de San Maximiliano, sin duda, está representada por el
testimonio evangélico que, en todas las circunstancias y en todos los períodos
de su vida, trata de ofrecer al prójimo. Es justamente su ejemplo que es decisivo por el
caracter incisivo de sus acciones, por
su "contagiar" a los hermanos y a los fieles. El estilo misionero del
santo polaco tiene tres características: su ejemplo
que precede al hablar, la pobreza, el
sacrificio y la entrega. Como Francisco, él considera que los frailes y los
fieles pueden ser estimulados por el verdadero testimonio del Evangelio más que
con las palabras. El mirar a Cristo, a la Inmaculada y a Francisco se debe poder
traducir en una experiencia que pueda iluminar al prójimo y llevarlo delicadamente
a amar cada vez con mayor convicción al Resucitado, creyendo en su amor
misericordioso.
El
mártir polaco da constantemente ejemplo con su vida: expresión de humildad y de
confianza en el amor providente y rico de misericordia del Señor. El trabajo,
la pobreza y la entrega al apostolado ponen al fraile, al mílite o al fiel en
general en la condición de entregarse generosamente al proyecto que el Señor les confía
a ellos.
Todo
esto es vivido y transmitido por Maximiliano como requisito para una vida
misionera. Está convencido de que testimoniar
la fe, a partir de una significativa y personal experiencia espiritual, es la clave
que permite al misionero entrar en los corazones de los hombres, en los cuales
"siembra" la seguridad de la resurrección de Cristo y de su ser
llamado para la vida eterna. Por otra parte, el amor a su vocación, la
benevolencia, la hospitalidad, la sobriedad le permiten llevar a los que evangeliza su ejemplo y luego la palabra. El santo pone
en evidencia que mirando el misterio de la resurrección y de la misericordia
divina, las actividades apostólicas, como la propagación del Caballero de la
Inmaculada o el crecimiento de la actividad de la Ciudad de la Inmaculada, se
pueden realizar con mayor credibilidad, bajo la insignia de la fe y del ejemplo
dado a los hermanos.
San
Maximiliano es protagonista de un anuncio cristocéntrico porque desea
transmitir el amor de Cristo por la humanidad, que gracias a su muerte y a su
resurrección, ha sido redimida. Quiere vivir esta verdad con alegría, y donarla
a través de la palabra y de la prensa. Este movimiento de evangelización parte
de su ejemplo personal de vivir el Evangelio que dona y hace donar también a los hermanos que
comparten con él la misma misión. Otro deseo del Padre Kolbe es hacer comprender
a los hermanos la importancia de la presencia de la Inmaculada en su vida, lo
hermoso que es gozar de la presencia de una Madre que está dispuesta a interceder
y a derramar su protección maternal y significativa.
Santificarse
a sí mismos es la primera forma de evangelización. Sólo cuando esta obra estará
en plena realización será capaz de ayudar a otros a convertirse y a volar hacia
la vida eterna. El gran amor del creyente por el Señor suscita en las personas el deseo de seguir los
caminos de Dios. El deseo de comunión con el Viviente se transmite a través de
su proprio camino de perfección.
El
santo, con su testimonio y su acción apostólica, desea suscitar inquietud
religiosa y moral en el corazón de sus interlocutores para abrirlos al descubrimiento
del amor de Dios y de la alegría de su presencia, vividos a través de la
comunión con Él. No busca autoridades o personas influyentes, sino evangelizar
con su vida y con su testimonio de religioso que da y dona la alegría de la
unión con Cristo Resucitado y Misericordioso, por la mediación de la
Inmaculada. Su anuncio, de hecho, invita a sus interlocutores a experimentar la
alegría de la vida ascética y mística, a
una comunión con Dios cada vez más intensa y total que es presagio de la bienaventuranza eterna.
El testimonio de Kolbe se enriquece con altas motivaciones que lo impulsan a la
misión: el deseo de anunciar el amor misericordioso de Dios hacia toda la
humanidad, la obediencia a la Iglesia y el seguimiento de Cristo al estilo de
Francisco. El santo polaco está animado por el deseo de transmitir a todos los
hombres la profundidad del amor misericordioso de Dios, que también se
manifiesta mediante la presencia maternal de la Virgen María. Su celo es tal
que lo lleva a soñar y a realizar un
apostolado sin fronteras ni límites.
Para la reflexión
Reflexiona sobre las
siguientes expresiones de San Maximiliano:
"Tu santificación
personal es tu primera ocupación. El compromiso para la santificación de los
demás debe ser la sobre abundancia de tu amor por Jesús. En todo trata de agradar
lo más posible a Jesús y ten confianza en Él a través de la Inmaculada" (EK
987 F).
"La oración es la
expresión de un alma hermosa. El cuerpo humano tiene su origen en el polvo y
después de la muerte se convertirá en polvo. Todas nuestras actividades humanas
se dirigen a la madre - tierra. Sólo en la oración el hombre eleva el corazón hacia
el Paraíso, y entra en diálogo con el Creador del universo, con la Causa de
todo, con Dios" (EK 1208).