sábado, 2 de abril de 2016

INTENCIÓN DE ABRIL

Abril

Nuestra vida sea un continuo testimonio de la resurrección y de la misericordia divina.


La fuerza del apostolado de San Maximiliano, sin duda, está representada por el testimonio evangélico que, en todas las circunstancias y en todos los períodos de su vida, trata de ofrecer al prójimo. Es justamente su ejemplo que es decisivo por el caracter incisivo  de sus acciones, por su "contagiar" a los hermanos y a los fieles. El estilo misionero del santo polaco tiene tres características: su ejemplo que precede al hablar, la pobreza, el sacrificio y la entrega. Como Francisco, él considera que los frailes y los fieles pueden ser estimulados por el verdadero testimonio del Evangelio más que con las palabras. El mirar a Cristo, a la Inmaculada y a Francisco se debe poder traducir en una experiencia que pueda iluminar al prójimo y llevarlo delicadamente a amar cada vez con mayor convicción al Resucitado, creyendo en su amor misericordioso.
El mártir polaco da constantemente ejemplo con su vida: expresión de humildad y de confianza en el amor providente y rico de misericordia del Señor. El trabajo, la pobreza y la entrega al apostolado ponen al fraile, al mílite o al fiel en general en la condición de entregarse generosamente al proyecto que el Señor les confía a ellos.

Todo esto es vivido y transmitido por Maximiliano como requisito para una vida misionera.  Está convencido de que testimoniar la fe, a partir de una significativa y personal experiencia espiritual, es la clave que permite al misionero entrar en los corazones de los hombres, en los cuales "siembra" la seguridad de la resurrección de Cristo y de su ser llamado para la vida eterna. Por otra parte, el amor a su vocación, la benevolencia, la hospitalidad, la sobriedad  le permiten   llevar a los que evangeliza  su ejemplo y luego la palabra. El santo pone en evidencia que mirando el misterio de la resurrección y de la misericordia divina, las actividades apostólicas, como la propagación del Caballero de la Inmaculada o el crecimiento de la actividad de la Ciudad de la Inmaculada, se pueden realizar con mayor credibilidad, bajo la insignia de la fe y del ejemplo dado a los hermanos.
San Maximiliano es protagonista de un anuncio cristocéntrico porque desea transmitir el amor de Cristo por la humanidad, que gracias a su muerte y a su resurrección, ha sido redimida. Quiere vivir esta verdad con alegría, y donarla a través de la palabra y de la prensa. Este movimiento de evangelización parte de su ejemplo personal de vivir el Evangelio que dona  y hace donar también a los hermanos que comparten con él la misma misión. Otro deseo del Padre Kolbe es hacer comprender a los hermanos la importancia de la presencia de la Inmaculada en su vida, lo hermoso que es gozar de la presencia de una Madre que está dispuesta a interceder y a derramar su protección maternal y significativa.
Santificarse a sí mismos es la primera forma de evangelización. Sólo cuando esta obra estará en plena realización será capaz de ayudar a otros a convertirse y a volar hacia la vida eterna. El gran amor del creyente por el Señor  suscita en las personas el deseo de seguir los caminos de Dios. El deseo de comunión con el Viviente se transmite a través de su proprio camino de perfección.
El santo, con su testimonio y su acción apostólica, desea suscitar inquietud religiosa y moral en el corazón de sus interlocutores para abrirlos al descubrimiento del amor de Dios y de la alegría de su presencia, vividos a través de la comunión con Él. No busca autoridades o personas influyentes, sino evangelizar con su vida y con su testimonio de religioso que da y dona la alegría de la unión con Cristo Resucitado y Misericordioso, por la mediación de la Inmaculada. Su anuncio, de hecho, invita a sus interlocutores a experimentar la alegría  de la vida ascética y mística, a una comunión con Dios cada vez más intensa y total  que es presagio de la bienaventuranza eterna. El testimonio de Kolbe se enriquece con altas motivaciones que lo impulsan a la misión: el deseo de anunciar el amor misericordioso de Dios hacia toda la humanidad, la obediencia a la Iglesia y el seguimiento de Cristo al estilo de Francisco. El santo polaco está animado por el deseo de transmitir a todos los hombres la profundidad del amor misericordioso de Dios, que también se manifiesta mediante la presencia maternal de la Virgen María. Su celo es tal que lo lleva  a soñar y a realizar un apostolado sin fronteras ni límites.


Para la reflexión

Reflexiona sobre las siguientes expresiones de San Maximiliano:

"Tu santificación personal es tu primera ocupación. El compromiso para la santificación de los demás debe ser la sobre abundancia de tu amor por Jesús. En todo trata de agradar lo más posible a Jesús y ten confianza en Él a través de la Inmaculada" (EK 987 F).



"La oración es la expresión de un alma hermosa. El cuerpo humano tiene su origen en el polvo y después de la muerte se convertirá en polvo. Todas nuestras actividades humanas se dirigen a la madre - tierra. Sólo en la oración el hombre eleva el corazón hacia el Paraíso, y entra en diálogo con el Creador del universo, con la Causa de todo, con Dios" (EK 1208).